Un mineral es un sólido inorgánico natural que posee una estructura interna ordenada y una composición química definida. Existen en la tierra alrededor de 4000 minerales, cada uno de los cuales está definido por su composición química y una estructura interna única, pero también, definidos por las propiedades energéticas y curativas que parece que estos pueden ejercer sobre la energía de nuestros cuerpos (cuerpo etérico y astral) y así sanarnos o «recargarnos» del flujo que mana la Madre Tierra.
Son muchos los santeros, chamanes, brujos y hechiceros que a lo largo de la historia, desde las más remotas prácticas de alquimia hasta la hechicería moderna, han utilizado estas piedras o amuletos para fines no tan convencionales como el de adornar, sino más bien, otros casi «milagrosos» y ocultos.

No resulta difícil pensar que estas piedras deben estar cargadas de energía, aunque nuestro ojo no la pueda apreciar, puesto que, al igual que nosotros nos comemos el animal, el animal carnívoro come al herbívoro y el herbívoro se come la planta, la planta come o absorbe del mineral. Quiere decir ésto que los minerales son, sin duda alguna, la fuente primaria de energía que mana de esta realidad física que percibimos. Utilizados desde tiempos remotos en viejos ritos como portales entre mundos sutiles y el nuestro, son, según el esoterismo y diversas prácticas ocultistas, potentes canalizadores y depósitos de energía, así como grandes ayudas a la hora de diversas prácticas espirituales.
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